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JOSEPH SEILER
Ha contribuido a la difusión de la grafología alemana en los países
latinos, y se le considera el mayor
experto a nivel mundial en Historiografía de la
Grafología.
Estudios Académicos
1929 a 1937.- Educación Física en Fribourg y Francia.
1937 a 1947.- Filosofía y
Teología
1953 a 1955.- Diplomado en Psicopedagogía por la
Universidad de Fribourg
Actividad Profesional
Desde 1932.- Ejerce la radiestesia
1944 a 1947.- Docente en el Internado de Bertigny (Fribourg)
1947 a 1953.- Actividades pastorales y
misioneras
1955 a 1968.- Docente del Colegio Sant Joseph en
Matran
(Fribourg)
Desde 1967.- Director de un curso de Grafología
en la Universidad de Fribourg
Méritos y Reconocimientos
Presidente de
Honor del Séminaire Romand
de Graphologie.
Miembro de Honor de la Société Suisse de Graphologie
Miembro de Honor del Groupement des Graphologes-Conseils de France
Presidente de Honor de la Agrupación de Grafoanalistas Consultivos de España
Producción Científica
Articulista en diversas publicaciones especializadas: “La Graphologie”, “Graphologische Schriftenreihe”, “Graphologisches Spektrum”, Zeitschrift für Menschenkunde”, “Boletín de la Agrupación de Grafoanalistas Consultivos”
Autor de tres
volúmenes sobre la Historia de la Grafología:
De Lavater à Michon. Essaie sur l’histoire de la Graphologie. Vol III, Ed. Electrónica: www.grafologiauniversitaria.com 2010
De Lavater à Michon. Essaie sur l’histoire de la Graphologie. Vol II, Saint-Paul Fribourg, Suisse, Editions Universitaires Fribourg, 2000
De Lavater à Michon. Essaie sur l’histoire de la
Graphologie.
Vol I, Saint-Paul Fribourg, Suisse, Editions Universitaires
Fribourg, 1995
Blog Personal
DE LAVATER A MICHON
Joseph Seiler Editions
Universitaires Fribourg, Suisse, 2000
Jaime Tutusaus Lóvez
Profesor del Programa de
Peritaje
Grafopsicológico,
Escola de
Postgrau, Universitat Autònoma de Barcelona El primer tomo del padre Seiler fue dedicado mayormente a J. Caspar Lavater que fue el que
primeramente escribió un capítulo titulado "Charakter
der Handschrift" en su
voluminosa obra "Physiognomische Fragmente”, dando así
pie a ejercer una gran influencia durante dos siglos a varias personas tales
como los abates Martín, Flandrin, etc. quienes a su
vez ejercieron decisivamente una
gran influencia sobre el abate J. H. Michon,
considerado el padre de la grafología. Para Lavater la
escritura no es tan solo una fisonomía, sino un lenguaje de acción,
especialmente de su marcha. El P. Seiler escribió,
pues, un magnífico y colosal volumen fruto de un trabajo enciclopédico sobre el
máximo exponente de los precursores de la grafología como es el caso del
teólogo, escritor y poeta Lavater. Este segundo tomo es tan voluminoso como
el anterior y encierra una exhaustiva investigación bibliográfica y documental
de la extensión del interés en diversos países acerca el examen de la escritura
individual. El P. Seiler relata hechos y datos acerca
de todos los personajes que directa o indirectamente han intervenido en el
origen y descubrimiento de la grafología. Su trabajo ha sido paciente,
escrupuloso y extenso, a pesar de lo delicado de su salud. Es, sin duda, una
obra definitiva difícilmente superable, principalmente si se tiene en cuenta la
posible aparición de un tercer volumen en preparación. Deseamos vivamente al P.
Seiler que pueda llevar a término y alcanzar la cima
de su ambiciosa obra en la que seguramente comentará las últimas obras de J. H.
Michon, como son
el Sistema y Método de
Grafología y su examen crítico y valorativo. En su libro (vol.
II) se exponen las diferentes hipótesis acerca de la autoría del "L'Art de
juger de l'esprit et du caractère des hommes et des femmes, sur leur écriture".
Este volumen conduce al
lector a Einsiedeln, Berlín y Leipzig y se concreta en los precursores de la grafología:
Adolph Henze, Alexandre de Humboldt y J. C.
Grohmann. Desde el área alemana pasa a la área
francófona: L. J. Moreau, Baudelaire, G. Sand, Custine, Balzac, etc., así como a otros muchos "candidatos"
a descubridor de la grafología.... El autor dedica muchas páginas a los
temas y los personajes aludidos, así como a Adolph
Henze, autor de la "Chirogrammatomantie", a quien le dedica capítulos
enteros. La mitad de la obra que reseñamos dedica
su segunda parte (más de 300 pags.) a Jean-Hippolyte Michon (21.11.1806 a
08.05.1881). Relata toda la vida y pasiones de tan polifacético clérigo, dando
preferencia al examen crítico de su
obra "Les mystères de l'Ecriture", su primera obra, que da lugar a la grafología
con cierta medida de sistematización, si bien esta obra se editó en un plazo de
tiempo muy apresurado debido al quiromántico y astrólogo Adolphe Desbarrolles, quien
prologó la obra en forma harto desagradable para Michon que no deseaba "contaminación" alguna para "su
ciencia". Seiler relata pormenorizadamente la vida y
actos de Michon, y, a continuación, recogemos un
esbozo del vasto acopio de datos históricos que expone en esta obra para dar una idea del
pensamiento de tan inquieto personaje. Michon fundó una congregación religiosa de
mujeres cuya tarea principal sería la de consagrarse a la visita de enfermos y a
la enseñanza de niños de las clases más menesterosas. Creó, asimismo, una
sociedad para la especialización universitaria sobre Lavater, la cual fue liquidada 10 años después con una
montaña de deudas, las cuales atendió como pudo con mucho pundonor y amor
propio, y aún pudo comprar el "castillo" de Baignes-Sainte-Radegonde (Charente) que fue su residencia habitual.
Michon también se lanzó a la política y a la
lucha en el terreno social, declarándose favorable al impuesto progresivo; por
un lado se alineó con la aristocracia, y, por otro, no pudo conquistar a las
clases populares. También viajó a Siria y Palestina con el arqueólogo
Louis-Félicien-Joseph Caignart de Saulcy (1807-1880) y
escribió un folleto "ecumenista" titulado "Nueva
solución a la cuestión de los Santos Lugares". En su optimismo rayano en la
utopía esperaba ver el día en que la Iglesia, despojada de sus formas
medievales, volviera a sus orígenes para ir al encuentro de un mundo moderno; ni
el irenismo ni el modernismo de Michon hallaron demasiada comprensión. En 1851 fue a París para poner los
fundamentos de una empresa periodística, pues Michon
tenía, además, vena de escritor, su obra total consta, por lo menos de unos 60
libros. Michon era partidario de la fe en el progreso,
la libertad y la justicia; ideales
que junto a la idea de separación Iglesia-estado y el establecimiento del papado en
Jerusalén encendieron las iras de sus superiores sin llegar a
excomulgarle. En 1857/58 publicó un folleto sobre la
importancia de las ideas galicanas (no infalibilidad papal) y "La revolución de
la clerecía". Reclamó la democratización de las instituciones de la Iglesia
mediante la elección de los obispos por los fieles. Durante 1862 Michon escribió "El Maldito" a modo de autobiografía
novelada en tres volúmenes como resultado o consecuencia de que Roma "maldijo"
su libro sobre la renovación de la Iglesia. También "El Maldito" pasó al índice
de los libros prohibidos. En esta autobiografía Michon aparece
representado por el personaje Julio: vehemente, ardiente, emprendedor y
pasional. Michon nunca dudó de la Providencia; en 1878
hablaba de la grafología como de un recurso providencial y de un medio
extraordinario para contribuir al bien y poner en guardia contra el
mal. El abad J. Flandrin era uno de los profesores de la escuela de Thibaudières (1832) de la que fue director Michon y conoció lo desconocido: los signos escasos y las
nociones incompletas respecto a la escritura. A tal efecto su biógrafa Emilie de Vars provee la siguiente
información: "Estos signos fueron el punto de partida de Michon para llegar a formular la ciencia. Le faltaba
descubrir los signos que faltaban, combinarlos y establecer grupos y
clasificaciones. En una palabra, hacer lo que no había sido hecho nunca: un
método científico basado en la experimentación". A partir de 1871/1872 editó una revista
bajo el neologismo de "La Grafología (revista de autógrafos y el arte de juzgar
a los hombres según su escritura)". Tanto esta revista como la Sociedad Francesa
de Grafología, aparecieron con todas las autorizaciones oficiales en 1886, aun
cuando es cierto que la Sociedad y la revista ya existían desde algunos años
antes. Michon era consciente que "el corazón del
hombre está lleno de contradicciones", así, por ejemplo, afirma que pueden
cohabitar la tenacidad y la debilidad de carácter. P. Seiler se
pregunta, al hablar de Lavater y Michon, como personas muy entusiastas, ¿sin ese entusiasmo,
la grafología sería lo que ha llegado a ser?. En esta obra se hace un juicio crítico
de la primera obra de Michon y, de consiguiente, de
las posteriores. Michon da poca importancia a lo
fisiológico al revés que Lavater. Con todo, Michon considera implícitamente que la forma nace del
movimiento. El P. Seiler
ejerce un juicio crítico de la obra de Michon desde su
óptica de grafólogo actual. En otras palabras, desde la "última" grafología, la
de Müller y Enskat, a la que
se refiere en muchas ocasiones. Es extraordinario el esfuerzo que el P.
Seiler ha efectuado, lo cual implica una dedicación de
buena parte de sus energías y de su vida en escribir una obra tan enjundiosa
sobre la historia de los orígenes de la grafología como tal. Nos sentimos
agradecidos por sus desvelos y por la importancia que le ha dado a una ciencia
menor, a veces denostada por muchos, lo cual demuestra el amor que siente por la
ciencia grafológica. Su obra llena un aspecto importante que nadie más que él ha
sido capaz de cubrir. Le deseamos mucha salud y coraje para
terminar su tercer tomo, el cual creemos que no debiera ser tan grueso y prolijo
como los primeros, ya que puede centrarlos exclusivamente en las dos últimas
obras del abate Michon.
BOLETÍN-AGC Nº 28, 1r SEMESTRE DE 2002 |